Creo que todo el mundo está dotado por naturaleza. Cada persona es única y trae al mundo sus propios dones. Pero no todo el mundo ha tenido la oportunidad de desarrollar y cultivar estas capacidades y talentos. El sistema, especialmente el sistema escolar, ha suprimido nuestro libre desarrollo y muchos dones no han podido desplegarse todavía. La serpiente Kundalini no ha podido elevarse y sigue adormecida como el resto de la sociedad.

Por eso necesitamos también una revolución. Una revolución interior. Los cambios siempre se producen primero en nuestro interior antes de poder trasladarlos al mundo exterior. Y viceversa, lo que observamos en el exterior es siempre un reflejo de nuestro estado interior (también socialmente hablando). Por eso, las soluciones para las personalidades polifacéticas de los escáneres también pueden encontrarse dentro de nosotros mismos.

Hablemos de ti y de tu versatilidad. Las personalidades polifacéticas de los escáneres pueden ser muy diferentes. Para algunos, los mismos temas y proyectos siempre dan vueltas en círculo (Sibylle), mientras que otros no pueden asumir nuevos retos y proyectos lo suficientemente rápido («turbocambiadores»). Averigüe si es más bien una personalidad de escáner cíclico, como la Sibila o el Malabarista de platos, o de escáner secuencial, como el Errante, el Ensayo y error o el Universalista.

Sin embargo, hubo un tiempo en que muchas más personas, probablemente todas las personas, eran universalistas polifacéticos, basta pensar en Leonardo da Vinci, Johann Wolfgang von Goethe, Alexander von Humboldt. De todos modos, la gente era mucho más productiva porque no sufría de procrastinación. Nuevos estudios científicos también demuestran que el éxito no está determinado genéticamente ni depende de nuestra inteligencia. Todo el mundo puede tener éxito en lo que hace si desarrolla los hábitos adecuados.

La mayoría de las personalidades superdotadas para el escáner aún parecen carecer de concentración, claridad y autoestima. Pero no tiene por qué seguir siendo así. Básicamente, no es más que un programa creado por nuestro condicionamiento e incluso se fomenta nuestra excusa para ser un escáner. Una vez implantado, funciona sin parar, como un conejito de Duracell, o el fuego abierto tras el final del programa (si alguna vez lo has visto en la tele). Funciona hasta que cambiamos de programa. Esa es una de las soluciones para las personalidades polifacéticas del escáner.